La Espera y el Crecimiento Personal
La espera de un hijo es un tiempo lleno de emociones y crecimiento personal. Este artículo explora cómo la espera se convierte en una etapa de autodescubrimiento y preparación para la maternidad.
Claves del Proceso de Espera
- Conexión Emocional: Entender y manejar las emociones que surgen durante el embarazo.
- Autocuidado: La importancia de cuidar de uno mismo para estar preparado para el nuevo rol.
- Preparación Mental: Desarrollar una mentalidad positiva y abierta para los desafíos de la maternidad.
Conclusión El período de espera antes de la llegada de un hijo es una oportunidad para crecer emocional y mentalmente, preparándose para el nuevo rol de madre o padre.
Me encantó estar embarazada. Estaba llena de energía, ilusionada, y motivada para saberlo todo acerca del parto. Me había dado cuenta que a partir de entonces, todas las decisiones que iba a tomar no solo iban a tener consecuencias sobre mí, sino también sobre mi bebé.
Empezamos un acompañamiento con haptonomía que consiste en hacer participar al papá para que aprenda a relacionarse con su bebé in útero. Fue muy bonito ver cómo él podía ser activo en crear una relación con su bebé a pesar de no llevarlo dentro. Para mi fue un espacio necesario también para poder expresar todo lo que sentía. Además de alegría, sentía también un miedo tremendo. Miedo a lo desconocido, miedo a parir, miedo al dolor, miedo a no conocerme a mi misma en este nuevo rol que ya estaba adoptando con mi bebé alojado dentro de mí, miedo a ser quién soy y queriendo ser mejor para mi bebé… poder expresarme en un lugar seguro me ayudó a expulsar todo lo que llevaba dentro y que me podría haber impedido vivir conscientemente uno de los momentos más especiales de mi vida.
El embarazo significó cuidar de mí para cuidar a mi bebé: cuidaba mi alimentación, mi descanso, mi ejercicio físico, y mis emociones. Esta etapa también fue una etapa de preparación para el parto, y había decidido tener un parto natural, sin epidural. Sentía la necesidad de vivir íntegramente lo que es dar a luz, de sentir mi cuerpo, las sensaciones, las informaciones que me daba, y en conexión con mi bebé. Me preparé físicamente con mi marido, emocionalmente, y mentalmente. Era para mi otra forma de conocerme.
¿Qué aprendí de esta experiencia?
Viví este embarazo como una experiencia de plenitud y de inocencia. Lo recuerdo como un momento muy especial y tierno de mi vida, y a la vez sé hoy que, a pesar de haberme preparado y leído muchos libros, me faltaba mucha información para llegar al postparto de forma serena.
Me centré en el embarazo y el parto pensando que luego todo fluiría, y no había anticipado que parir no era el final sino el inicio, y que requería también una preparación adecuada.