El reto de mi vida: Crear mi empresa de coaching

El proceso de conocerme para dar lugar a vivirme

Estoy viviendo uno de los retos personales más importantes en mi desarrollo personal. Desde que empecé a trabajar hace 15 años, la pregunta que me hacía cada año era: ¿qué hacer con quién soy yo? Lo único que sabía hasta entonces era que quería utilizar los idiomas en mi día a día y estar en contacto con personas de otros países. Este deseo se cumplió, pero seguía sintiendo un vacío interior y no encontraba la manera de satisfacerlo.

Descubrimiento del coaching

Al finalizar un proceso de coaching que duró un año y medio, me di cuenta de que me había encantado este método. Cuando yo misma ponía en práctica su metodología con personas, me sentía viva, emocionada, útil. Es una herramienta muy poderosa y estoy convencida de que puede ser útil para cualquiera que necesite un empujón en su vida. Había encontrado por fin aquello que me hacía vibrar.

Tomar la decisión de ser coach

Aun así, decidir dar el paso de ejercer la profesión de coach no fue fácil. Necesitaba respetar mi propio tiempo y sentir que el momento había llegado. Necesité cuatro años. En 2022, di a luz a mi segundo bebé y este evento en mi vida fue el desencadenante.

Crear mi empresa de coaching: Una decisión integral

Crear mi empresa de coaching responde a varios aspectos esenciales en mi vida.

Encontrar una profesión acorde a mi identidad

Primero, responde a la cuestión existencial de ejercer una profesión en acuerdo con quién soy. Me ilusiona, me motiva y me empuja a saber cada vez más, a mejorar cada día más. Quiero desarrollar una carrera de la que estar orgullosa, sentirme plenamente realizada y encontrar mi lugar en el mundo.

Balance entre trabajo y vida personal

Segundo, esta profesión independiente me da la libertad de organizar mi vida respetando mis necesidades. Me permite equilibrar mi desarrollo profesional con mi rol de madre. Esta libertad me devuelve el poder de crear la vida que quiero para mí y mi familia. Me llena de energía y me da el coraje de vencer los miedos que van asociados a emprender un proyecto: la seguridad del empleo depende de mí, del valor que puedo aportar a la sociedad.

Enfrentando los desafíos del emprendimiento

Me entrego al mundo tal y como soy, y me confronto a la valoración del exterior. Me adentro en un sector en pleno desarrollo con alta competencia, y tendré que destacar. Ser emprendedora es para mí una ocasión de evolucionar al máximo nivel. Aunque me da miedo, considero que mi éxito dependerá de mí, y me enfrenta a expectativas altas que tendré que manejar. No sé todo lo que me espera en el camino, y eso es lo bonito de esta experiencia, a la vez que me obliga a dejarme llevar y dejar de lado la idea de poder controlarlo todo.

El camino hacia la acción

Lanzarme en este proyecto es el resultado de un largo recorrido y de una reflexión intensa sobre mí misma. Es fruto de la paciencia, de las dudas, y de saber escuchar mi propio tiempo. Es decidir que, a pesar de las barreras, la motivación de llegar al objetivo es más grande. No quiero arrepentirme de no haberlo intentado, de no haber puesto toda la suerte de mi lado. Es urgente vivir la vida que he soñado durante tanto tiempo, y creer que puedo hacerlo posible.

¿Qué aprendí de esta experiencia?

El tiempo de reflexión y maduración fue necesario, respetar mi tiempo también. Ahora toca pasar a la acción para que este sueño se haga realidad.

 

 

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