La responsabilidad como valor central para crear la vida deseada.
La responsabilidad se define como cumplimiento a las obligaciones. Es un valor que nos impacta en todas las áreas de la vida: somos responsables de llegar a tiempo al trabajo, de cuidar de nuestra salud, de respetar la ley del tránsito, de respetar las normas de un lugar o de un juego … la lista podría ser infinita.
La responsabilidad es también el hecho de ser responsable de alguien o de algo. Somos responsables de la buena evolución de nuestros hijos, de dar de comer a nuestro perro, de regar nuestras plantas, de cuidar de nuestra casa…
También se dice que alguien es responsable cuando asume las consecuencias de sus acciones. Este último aspecto es el que quizás nos resulta más difícil, porque implica que tengamos mucha conciencia y humildad para reconocer qué hemos hecho o qué no hemos hecho cuando una situación no está saliendo como queríamos o teníamos previsto.
Ahora que hemos aclarado el concepto de responsabilidad, nos vamos a interesar en qué significa educar en responsabilidad.
En la educación de nuestros hijos e hijas, la responsabilidad es un valor central y que afecta a todos los niveles.
Se trata de tener responsabilidad como padre y madre delante de nuestras obligaciones y que acaban siendo el ejemplo del cual nuestros hijo/as aprenden.
Esta el aspecto personal que tiene en cuenta el hecho de cuidar de nuestra higiene, de nuestra salud, de nuestro estado emocional, de hacer ejercicio, de comer adecuadamente.
Esta el aspecto que es común a todos los miembros de la familia como pueden ser la limpieza de la casa, el sacar la basura, ir al supermercado, o cuidar del jardín.
Y esta el aspecto de la responsabilidad que inculcamos a nuestros hijos e hijas, para que ellos mismos se hagan responsables de lo que les pertenece en adecuación con su edad. Es decir que aprendan a responsabilizarse de ellos mismos, de lo que tiene una repercusión en los demás, y que sus actos tienen consecuencias. Y que ellos aprendan a ser responsables, es de nuestra responsabilidad como padre y madre.
Un niño o una niña que aprende a ser responsable aprende a hacerse cargo de sí mismo/a y asegura a que crezca en un adulto/a autónomo y libre porque entiende que lo que hace o no hace tiene repercusiones en él/ella y en su entorno.
Por ejemplo, desde muy pequeño/a, los niños y niñas entienden muy bien porque es importante limpiarse los dientes si se les explica que, de lo contrario, van a tener bichos en la boca que les van a dar mucho dolor; o que si no se duchan van a oler mal y los demás no querrán jugar con ellos; o que, si quieren ser fuertes y correr muy rápido, tienen que comer verduras; o que, si pasan mucho rato en el baño para prepararse antes de ir a dormir, ya no tendrán tiempo para leer un cuento.
Explicándoles las razones de porqué hacemos lo que hacemos y enseñándoles a hacerlo por sí mismos, aprenden a hacerse cargo de ellos mismos, tomando el control sobre sus vidas y entendiendo que son capaces de crear su vida a través de sus acciones.
Empieza con las rutinas básicas, y sigue con la gestión emocional, la comunicación con los demás, la autoestima. Todos estos aspectos de la vida que, si los sabemos manejar, nos aportan libertad y felicidad.