¿Qué es la gestión emocional?

Desarrollar nuestra inteligencia emocional para mejorar nuestras relaciones.

La gestión emocional implica que desarrollemos nuestra inteligencia emocional, para poder relacionarnos con nosotros/as mismos/as y con nuestro entorno de forma respetuosa y efectiva. Engloba la autoconciencia emocional, la autorregulación emocional, la conciencia social, y habilidades de relación.

Podemos gestionar lo que entendemos, lo que podemos nombrar y racionalizar. Las emociones son sensaciones corporales que necesitamos reconocer y nombrar para poder gestionarlas. Y para que eso sea posible, necesitamos tener autoconciencia emocional. Significa que, al sentir una emoción, somos capaces de parar a observar qué es lo que nos está pasando, qué ha sido el detonante, y así procesar un razonamiento que nos va a permitir comprender la situación que estamos viviendo. Esta capacidad de ser consciente de uno/a mismo/a, es el primer paso para poder hacer una gestión satisfactoria de nuestras emociones. ¿Cómo sabremos que ha sido satisfactoria? Porque atravesaremos la situación que estamos viviendo sin causar sufrimiento en nosotros/as o en los demás. ¿Cómo lo haremos? Gracias a la autorregulación emocional.

La autorregulación emocional es la habilidad para controlar nuestras emociones y manejar adecuadamente las reacciones emocionales, evitando respuestas impulsivas o destructivas. Cuando nos autorregulamos emocionalmente, tomamos las decisiones adecuadas, responsabilizándonos de lo que sentimos. Entonces nos convertimos en maestros/as de nosotros/as mismos/as, y hacemos de nuestras emociones unas aliadas en vez de unos enemigos. Aliadas porque nuestras emociones siempre hablan de nosotros/as. Son una vía de comunicación entre nuestro mundo interior y el mundo exterior. Entender esto nos libera, y nos permite actuar para nuestro propio bien. Nuestras emociones nos dan información sobre lo que inconscientemente sabemos y no sabemos hacer consciente, y lo hacen a través de nuestro cuerpo. La autorregulación emocional nos permite manejar esta información.

Cuando hemos desarrollado nuestra propia autoconciencia y autorregulación, somos capaces de lidiar con los demás desde la empatía emocional. Somos capaces de percibir y comprender las emociones de los demás, y empatizar con sus experiencias emocionales. Esta habilidad nos brinda unas relaciones basadas en la comprensión y el respeto. Respetamos y aceptamos con más facilidad la vivencia emocional de la otra persona, y podemos a través de la presencia y la comunicación asertiva, proporcionar una vía de gestión emocional para ella. Hacer este ejercicio con nuestros/as niños/as es excelente para practicar esta habilidad. Ellos/as que no tienen la capacidad de razonar como un adulto, son los/as que más necesitan que los adultos sepan autorregularse para poder atender a sus dificultades con las emociones que viven.

Ser capaces de hacer una buena gestión emocional nos brinda la habilidad para establecer y mantener relaciones saludables, basadas en la comunicación efectiva, la empatía y el respeto mutuo. Es fundamental en varios aspectos de la vida, como las relaciones personales en la familia, pero también en el trabajo dónde se requiere trabajar en equipo, liderar o tomar decisiones.

Somos seres emocionales y sociales, de aquí la necesidad de desarrollar nuestra inteligencia emocional para mejorar nuestra comunicación, resolver conflictos, y alcanzar el bienestar emocional simplemente. ¡Una habilidad se adquiere practicando, aprovechemos las ocasiones de la vida para convertirnos en maestros y maestras emocionales!

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